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Los Influencers Virtuales Están Reconfigurando el Mercado Publicitario

Los Influencers Virtuales Están Reconfigurando el Mercado Publicitario

Aitana no es una influencer cualquiera. Con tan solo 25 años, su melena rosa y sus ojos cautivadores ya suman una legión de seguidores online, incluidos varios famosos. Sin embargo, Aitana nunca ha pisado un estudio de fotografía ni ha grabado un vídeo en vivo; ella no existe en el mundo físico. Esta creación del genio publicitario Rubén Cruz y su equipo en The Clueless simboliza el cambio de paradigma en el marketing de influencers.

El modelo de negocio detrás de influencers digitales

Similar a lo que podemos encontrar con las imágenes de Midjourney, Clueless combina inteligencia artificial y diseño gráfico, pero bajo una gestión cuidadosamente orquestada por humanos. La vida de Aitana se articula con historias, actividades y colaboraciones estratégicamente planificadas para adaptarse a las tendencias de la moda y entretenimiento. Su existencia virtual, libre de las complicaciones de los humanos, le permite monetizar su imagen y personalidad, alcanzando ingresos que pueden variar entre los 3.000 y los 10.000 euros mensuales.

Aitana comenzó en un periodo complicado para The Clueless, cuando la fiabilidad de los influencers humanos parecía flaquear. Decidieron que era más seguro y viable crear un perfil digital. En menos tiempo del esperado, Aitana estaba recogiendo los frutos sin preocuparse por exigencias o imprevisibilidades típicas de los seres humanos.

El auge de los influencers virtuales, ha llevado a The Clueless a desarrollar un nuevo personaje: Maia, una argentina de 24 años con proyección en el mundo del maquillaje y los viajes. A solo poco de su debut, Maia ya cosecha más de 23.000 seguidores en Instagram. ¿Superará a Aitana o ambas coexistirán complementándose en esta novedosa industria?

Los contendientes digitales en la arena global

En la competencia digital no falta talento. Anastasía, una periodista de IA del canal ruso RT, Shudu Gram, la supermodelo digital pionera, Rozy Oh, la surcoreana que engrosó 2 millones de dólares en ingresos, y Lil Miquela, quizás la más célebre de todos, generando 11 millones de dólares anuales, son claros ejemplos del potencial que tienen estos influencers virtuales.

Estos avances en tecnología de IA prometen infiltrarse en todas las facetas de nuestras vidas. Los expertos pronostican que el mercado de influencers virtuales crecerá hasta los 45.800 millones de dólares para el 2030, lo que representa un terreno fértil para empresas y marcas.

Los costes reales de la fama digital

No todo es brillo en el mundo virtual. Aitana y Maia representan una inversión inicial de 2.500 euros cada una y la necesidad de un mantenimiento constante. La mayoría de los beneficios de Aitana provienen de la venta de ropa interior, pero la empresa detrás aún enfrenta desafíos económicos. La gestión de sus interacciones online, que incluyen mensajes de celebridades, demanda tiempo y esfuerzo considerable.

¿Qué significa el auge de la perfección digital?

Los influencers virtuales están transformando la industria de la publicidad y el marketing. Ofrecen un atractivo inmenso para las marcas: eficiencia, evitación de escándalos y una representación de valores de marca sin las complicaciones humanas. Pero esta perfección al alcance de un click también alimenta estándares poco realistas y una sexualización preocupante de figuras femeninas virtuales.

Asimismo, mientras las interacciones con estos avatares pueden ser divertidas y seguras, al no exponernos a inseguridades comparativas, también corremos el riesgo de introducir en nuestras vidas un estándar de previsibilidad y perfección que nos deja vacíos, sin conexiones humanas reales.

El futuro parece claro y es que tanto nuestra vida personal como la publicidad que consumimos se verá cada vez más influenciada por estos avatares que desafían nuestra propia realidad. ¿Estamos listos para esta nueva dimensión de la influencia virtual?